Acabo mi desayuno y mientras O come su cereal con la cuchara de Rayo McQueen, saco una bolsa con lichis y la pongo sobre la barra donde él desayuna.
Me pregunta "¿cómo se llama esto?" y repite la palabra de diversas maneras. Me siento junto a él en un banco alto y pelo el primero. Me pregunta por qué lo pelo y le explico que la cáscara es rugosa y la acerco para que la toque, luego hago que sienta lo liso de adentro.
- Tiene un hueso en el centro no te lo comas. -Se lo doy y lo prueba.
- Sabe feo.
- Mmmmmm rico, -digo mientras como el mío. El le da otra mordida.
- Me gusta.
Se acaba su lichi y pide otro. Le da mordidas pequeñas, saborea la textura, el siguiente lo mete todo de un jalón a su boca, veo como escurre el jugo de la fruta por las comisuras. Mete su mano para jalar el hueso y ruñe los pedacitos que quedaron pegados.
Juega con las cáscaras que están sobre el plato, las rompe en pedacitos chiquitos. Lo veo, admiro su capacidad de explorar texturas y sabores nuevos. Sonrío, disfruto de esta mañana de domingo.